CAPITULO SEXTO
A finales de diciembre de 1959, Quico Sabater con 4 guerrilleros más
inicia el que sería su último viaje.
A pesar de que se sabía del intercambio de información entre las policías
española y francesa.
El Quico atravesó la frontera por Costoja.La guardia civil estaba
apostada por todos los pasos fronterizos en grupos de tres.
Había tropas de refresco apostadas en Albanya. Mientras numerosas
patrullas recorrían continuamente la zona.
Desde 1945 a 1960 los grupos de acción de Quico Sabater intervinieron en
numerosos hechos. Transporte de armas de lado a lado del Pirineo,
atentados políticos, atracos, y otros actos de propaganda antifranquista.
En estas actividades Quico vería como caerían 15 de sus hombres.
A lo largo de 16 años Francisco Sabater Llopart, fue el enemigo número 1
del régimen franquista.
El febrero del 46 Quico pasó de nuevo la frontera con un importante
cargamento de armas entre sus hombres figuraban Ramón Vila Capdevila
"Caracremada". En Banyolas lugar donde había depositado el armamento, en
Ramón Vila mató a un guardia civil para salvar la vida de Sabater, el cual
pudo escapar disfrazado de pagés(campesino catalán) encima de un carro,
mientras tanto Banyolas era registrada minuciosamente por la Benemérita
(Guardia Civil).
Dos meses después Quico y sus hombres colocaron bombas en los consulados
de Brasil y Perú mientras el grupo de Facerias lo hacía en el consulado de
Bolivia como protesta afirmativa de estos países a la entrada de España a
la ONU.
Al cabo de un mes, en junio de 1949 Quico Sabater fue encarcelado en
Montpelier después de ser juzgado por tenencia ilícita de armas y de
explosivos. Cuando llevaba cuatro meses de cárcel moría en Barcelona su
hermano José víctima de un enfrentamiento con la policía, aún desde la
prisión francesa Quico se enteró del fusilamiento de su hermano pequeño
Manuel en el campo de la Bota después de un juicio fugaz.
En cuatro meses la policía franquista incapaz de cazar a Sabater había
eliminado dos de sus hermanos, al cabo de trece meses de condena, Quico
Salía sale en libertad, en julio de 1950.
A principios de 1955 Francisco Sabater creó los grupos anarcosindicalistas
que tenían como portavoz la publicación "El Combate" distribuida por las
barriadas obreras barcelonesas y por los pueblos y ciudades de Catalunya.
El mismo año 55 en septiembre, con motivo de la visita de Franco a
Barcelona, Quico subió a un Taxi y se identificó como policía que quería
distribuir propaganda franquista y en una especie de mortero construido
por el mismo disparó proyectiles llenos de propaganda sembrando las calles
de Barcelona con octavillas de colores en Catalán y Castellano.
Los atracos a Bancos fueron los hechos más espectaculares realizados con
el fin de recaudar fondos para ayudar a los presos, a sus familias
necesitadas y a sus compañeros, el más importante fue el del Banco de
Vizcaya de donde conseguiría llevarse 700.000 pesetas.
En una oficina del Banco Central cerca del Borne (abastecimiento
Barcelona) llegaron Sabater y un compañero en un Taxi alquilado como
siempre, mientras Quico a punta de metralleta mantenía a raya a clientes,
guardias y empleados, el otro llenaba un cesto cómo para ir al mercado, al
salir Sabater dejó un objeto inofensivo delante de la puerta con una mecha
encendida mientras aconsejaba a los de dentro (del Banco) que se tumbasen
en el suelo, se fueron con el taxista que en ningún momento sospechó nada,
ya que les esperaba con el coche en la esquina.
También en Barcelona se llevó cerca de un millón de pesetas de la Empresa
Cubiertas y Tejados desde la calle todo el mundo se lo miraba sonriendo a
través de las grandes vidrieras, creyendo que allí dentro se estaba
filmando una película de gansters.
En estos últimos años Sabater se había presentado en lugares frecuentados
por obreros como Bares y comedores de las fábricas donde pronunciaba
pequeños mítines antifranquistas.
El año 1956 y 1957, fue detenido nuevamente en Francia y encarcelado por
los motivos de siempre, tenencia ilícita de armas, explosivos y también
contrabando por el solo hecho de tener un aparato transmisor: La policía
española conectada estrechamente con la francesa influyó decisivamente en
estas detenciones.
A finales de diciembre y inicios de enero del 57 serían detenidos 47
cenetistas en diversos lugares de Catalunya acusados de colaborar con
Quico Sabater, como tanto otras veces acorralado y perseguido, Quico
consiguió escaparse de Barcelona vestido de pagés, llegó en tren a
Hostalrich y continuó a pie hasta Francia, allí aún le esperaban 8 meses
de prisión en Montpelier seguido de un confinamiento de 5 años en Dijon.
En diciembre de 1959 a las puertas de un nuevo juicio por tenencia ilícita
de armas, decidió la huída hacia adelante, y emprendió la que sería su
última incursión contra el franquismo, le acompañaban Antoni Miracle
Guitart, de 29 años, Francisco Conesa Alcaraz de 39, Roger Madrigal
Torras, de 27 y Martín Ruiz Montoya de 20 años.
Es el 3 de enero de 1960, en el "Mas Clarà" cerca de Gerona, Quico Sabater
se encuentra herido rodeado de numerosos efectivos de la guardia civil, el
rodeo y el tiroteo se prolongará todo el día hasta la noche.
Quico Sabater herido en la pierna, en las nalgas y en el cuello recorre
siempre de noche unos 25 kilómetros hasta llegar de madrugada a la
estación de Fornells, a punta de pistola sube a la locomotora del Tren
correo y obliga a los dos maquinistas a que no se detengan hasta llegar a
Barcelona, pero en Massanet Massanas es preciso cambiar la locomotora de
Vapor por una de eléctrica, Quico cambia de Máquina, y los maquinistas
aprovechan para alertar a la guardia civil, a dos minutos de Sant Celoni
con la pierna ya cangrenada Quico salta del tren con la intención de
recibir asistencia médica.
En todas las poblaciones a lo largo de la línea férrea hasta llegar a
Barcelona la Guardia civil espera a Sabater, Quico sin fuerzas pide la
dirección del médico a un pagés pero se equivoca y llama a la casa de
Francisco Berenguer delante de la del doctor Barrios, Berenguer al ver el
mal aspecto de quien llama tan temprano a la puerta y observando que lleva
una metralleta escondida, se pone nervioso y se abalanza sobre Quico con
el fin de quitarle el arma, mientras tanto Martínez Collado sargento de la
guardia civil los somatenista Abel Rocha falangista notorio y Pepito
Sebina ex-legionario ya han localizado al fugitivo, largamente esperado.
En un pacto de sangre mantenido aún hoy, en un pacto de silencio mantenido
por los tres hombres el somatenista descargó su metralleta en la cabeza
del Quico después de muerto, desfigurándolo hasta el punto de que ni su
hermana pudo identificarlo.
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