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José Manuel Aguirre, profesor de la UPV y miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, apuesta por extender la idea de que los odontólogos no sólo se ocupan de los dientes, sino de la salud bucal en general

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Nerea Garay - Bilbao.- "Los desórdenes temporomandibulares son patologías bastante frecuentes entre la población, aunque en numerosas ocasiones no son diagnosticadas como tal, ya que los síntomas suelen ser muy poco precisos", explica José Manuel Aguirre, profesor de la Universidad del País Vasco (UPV-EH) y miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, que ha organizado un curso sobre el dolor mandular que se desarrolla en la capital vizcaína.

Las jornadas médicas, con la presencia de destacados especialistas, se enmarcan dentro del programa de educación continuada organizada por la sección de odontología y estomatología " y en ellas están participando no sólo odontólogos y estomatólogos sino también neurólogos y médicos generalistas que, a lo largo, de su práctica diaria pueden encontrarse con pacientes que padezcan estos desórdenes. Se trata de que los profesionales tengan los conocimientos precisos para detectar con celeridad los síntomas y proceder a un diagnóstico correcto".

Aguirre reconoce que los desórdenes temporomandibulares "son una enfermedad variada, que causa lesión en la articulación con el cráneo provocando procesos inflamatorios y disfunciones particulares. Entre éstas últimas se encuentran los ruidos en las articulaciones al masticular y la aparición de dolor. Un dolor que tiene bastante relación con situaciones de estrés laboral. Por ejemplo -explica el profesor de la UPV- cuando una persona aprieta los dientes fuertemente, la tensión está manteniendo los músculos y produce a su vez dolor. Esta patología es más frecuente en las mujeres porque tienen una mayor elasticidad articular en todo su organismo".

Este especialista apuesta por el mantenimiento de un buen estado bucal y por no ejercitar actividades artificiales. "Esta es la mejor forma de prevención para que las personas no padezcan dolores y alteraciones mandibulares que les pueden resultar muy desagradables y tediosas. Entre las prácticas no recomendables, Aguirre se refiere a la necesidad de evitar "las parafunciones, la costumbre, extendida entre muchos jóvenes y mayores, de comerse las uñas y también al de masticar compulsivamente pipas. Son algunos de los movimientos artificiales que suelen provocar los desórdenes".

Aguirre reconoce que hay un número nada despreciable de personas con problemas dentarios que antes de acudir al especialista, "se dirige al otorrino u otros especialistas en la creencia de que su dolencia, por lo general un problema articular, no es odontológica y/o estomatológica. Por eso dentro de esta sección de la Academia hacemos especial hincapié a la hora de señalar que somos los odontólogos los que conocemos en profundidad este tipo de patologías y los que podemos ofrecerles a las personas con estas disfunciones los tratamientos más sencillos y a la vez más eficaces".

La sanación de los desórdenes temporomandibulares "es relativamente sencilla, excepto en casos muy excepcionales; los tratamientos se realizan con fisioterapia de mandíbula, métodos estomatológicos; con férulas que se colocan entre los dientes para lograr que las articulaciones descansen. Entre los odontólogos/estomatólogos los conocimientos sobre esta patología están muy extendidos y los niveles de tratamientos que se aplican son muy buenos. Lo que sucede -añade el profesor de la UVP- es que los pacientes pasan por otros especialistas, entre ellos los neurólogos, que difícilmente les diagnosticaran con precisión su dolencia y, por supuesto, no les podrán aplicar el tratamiento adecuado", puntualiza el doctor Aguirre, para quien es de vital importancia el resaltar "que los dentistas no sólo son profesionales de la salud bucal, sino también de otras actividades como de la mucosa. Hay que romper la falsa imagen del odontólogo dedicado exclusivamente a los dientes. Nosotros nos ocupamos de la salud de la boca en general".