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Compaginar la carrera de Trabajo Social y Antropología Social y Cultural, con su pasión por aprender árabe en diferentes escuelas y universidades árabes, y su profesión de Danza Oriental ha sido difícil pero satisfactorio. Al final del camino todas las disciplinas se han unido enriqueciéndose unas a otras.
Muy joven comenzó su andadura en la danza oriental, y también su pasión por la cultura y lengua árabe. Dejar de lado el etnocentrismo que caracteriza al mundo occidental no fue dificil para Helena Rull que rapidamente cojió sus maletas y se instaló con apenas 20 años en Marruecos para aprender la lengua árabe clásica. En Tánger luchó por integrarse en la sociedad tangerina.
Helena, que llevaba desde los 4 años de edad visitando Marruecos creo un vínculo especial con la cultura árabe que haría que surgiera su verdadera pasión por los países de Oriente Medio.
Durante el curso académico (1998/1999) estudiaba su carrera de Trabajo Social, y bailaba en lugares conocidos de Granada como el Ricks Café, Om Kalthoum, Carmen de los Mártires, Carmen de la Victoria, Hotel Saray (Granada), entre otros...
En el verano de 1999, viajar a Túnez para seguir estudiando árabe en el Bourguiba School, permitía a Helena conectarse de nuevo a un mundo de tradiciones y folclores fascinantes. El conocer las diferencias de los países árabes, la diversidad de sus danzas, idiomas, y cultura hizo que la bailarina pudiera especializarse en diferentes folclores.
Comenzó su andadura como profesora, tras pasar varios años de dedicación absoluta a la danza oriental y la cultura árabe. Tras 6 años de clases, por petición de sus alumnas, decide abrir su propia academia de danza oriental, con el que hubo un gran éxito.
Los siguientes años viajaría a Líbano, donde actualmente tiene su segunda residencia.