Aunque la climatología no ha acompañado demasiado para que los chavales pudieran disfrutar de los favores de la piscina, han vivido intensamente siete días, mezclando el baloncesto con múltiples actividades culturales, de ocio y tiempo libre. Gracias a los monitores, los niños y niñas abulenses participantes en el III Campus Óbila de Iniciación han podido experimentar numerosas vivencias.

La jornada comenzaba a las ocho de la mañana y se cerraba al filo de la medianoche. Dieciséis horas de acción que no dejaban hueco para el aburrimiento. Mucha diversión y entretenimiento, aderezada con la visita de las autoridades locales, el garbeo por la exposición de “Las Dos Orillas”, la convivencia con los jugadores del equipo EBA o poder disfrutar de la visión por televisión de un partido del mundial de baloncesto, con uno de los mejores bases españoles: el ex internacional José Miguel Antúnez.

Si bien muchos de los asistentes al campus forman parte de la escuela del Óbila, estos siete días han tenido ocasión de aprender algunos aspectos técnicos y tácticos del baloncesto. E incluso han tenido como compañero de equipo y rival -según los casos- sobre la cancha de juego, a la torre del cuadro abulense Nick Maglisceau, que jugó con ellos partidillos en la visita que los jugadores del primer equipo realizaron al campus.

Al final, el objetivo que perseguía la organización del campus se consiguió: que los chavales se divirtieran durante una semana que no olvidarán en la vida. Abandonaron Naturávila después de clausurarse el campus en la tarde de hoy domingo y recibir los premios a que se hicieron acreedores por haber ganado alguno de los múltiples concursos y juegos desarrollados.