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El vehículo de Miguel Ángel de Castro sufrió una avería y tuvo que abandonar en Monza

A mitad de carrera le falló la transmisión en la segunda prueba de las Le Mans Series

 

El vehículo de la escudería Epsilon que pilotaban el piloto abulense Miguel Ángel de Castro y Ángel Bugueño tuvo que abandonar en el circuito de Monza por un problema con la transmisión cuando estaban en la quinta posición de la carrera de las Le Mans Series. Una inoportuna avería en la vuelta 78, cuando todo parecía que era prometedor para sentenciar los avances conseguidos en las prestaciones del prototipo, obligó a De Castro, a los mandos del coche en ese momento, a llevarle a boxes.

 

Después de unos excelentes registros durante las sesiones de entrenamientos del fin de semana, partiendo del lugar undécimo de la parrilla de salida, la carrera no podía empezar mejor para los de Epsilon. Con Ángel Burgueño al volante en la primera tanda y una vez dada la salida lanzada, el ee1 LMP1 avanzaba tres posiciones al llegar a la frenada de la curva de final de recta. Burgueño daba su primera pasada por la línea de meta en octava posición.

 

En la novena vuelta ya era sexto, momento en que salía a pista el coche de seguridad para retirar un vehículo accidentado. Era en estos primeros compases cuando Burgueño marcaba el mejor registro en 1:38.154. Su posición osciló entre el quinto y el sexto puesto hasta la primera parada en la trigésima vuelta. Siguiendo el plan previsto por el ingeniero de pista del equipo, José Santos, se realizó el repostaje de combustible, el cambio de ruedas y de piloto.

 

Entraba en el cockpit el abulense Miguel Ángel de Castro que reanudaba la marcha en la decimoquinta posición a la espera de que los rivales fueran haciendo sus correspondientes paradas. Miguel Ángel tomó un ritmo más conservador con estrategia de realizar dos tandas seguidas con el mismo juego de gomas y ganar tiempo en el siguiente pit shop.

 

Avería

 

Epsilon se colocó octavo al aprovechar una avería del Peugeot de Marc Gené y Nicolas Minassian. En la vuelta 61 se situaba quinto y entró en boxes para repostar. Miguel Ángel de Castro informó en ese momento de una cierta vibración en el lado izquierdo del coche. El equipo revisó rápidamente las suspensiones y encontró todo en orden aparente. Para más seguridad, se decidió cambiar neumáticos por si alguno había sufrido algún tipo de deformación.

 

Unas vueltas más tarde, en la 78, cerca de mitad de carrera, Miguel Ángel comunicó por la radio de que el vehículo le había hecho un extraño y se había quedado sin transmisión. Desde el box le dieron algunas instrucciones para tratar de llevar el coche a la línea de boxes y repararlo pero resultó imposible.

 

De Castro se lamentaba de que “estábamos rodando muy bien y conservando para una tanda final más agresiva si nuestros rivales estaban a tiro. Ha sido una verdadera pena esta avería”. Tal y como se desarrolló después la carrera, el prototipo de Epsilon Euskadi, de no haber mediado la avería, hubiera ocupado plaza de podio.

 

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