A falta de la última semana de la Vuelta, Carlos Sastre, cuarto clasificado y mejor español, afronta una misión que el mismo piensa que es casi imposible con el objetivo de buscar una plaza en el podio de Madrid. El abulense piensa que el recorrido que queda no es bastante duro para sacar las diferencias que necesita. “La verdad es que lo veo bastante complicado”.
Pensando ya en el podio, ¿quién es más accesible, Evans o Efimkin?
Pues no lo sé, porque ayer cuando ataqué en el final de la subida se quedaron los dos. Creo que primero cedió Evans y luego Efimkin, pero no sé realmente quién puede ser más accesible en Abantos. Lo que está claro es que Menchov es el corredor más fuerte de esta Vuelta. Al gozar de la ventaja que tiene le está siendo más fácil controlar la carrera, porque sólo tiene que preocuparse de mí. Después de haberlo intentado por activa y por pasiva, de todas las maneras posibles, la verdad es que no he podido conseguir nada. Ya sólo falta Abantos, pero tampoco tiene excesiva dureza. Lo veo complicado.
Porque además, el paso de los días va mermando las fuerzas…
Sí, porque el desgaste está siendo muy grande en esta Vuelta a España. No hemos tenido ninguna etapa en la que hayamos podido tener un poco de descanso. Sólo ha habido tres o cuatro etapas espectaculares, que hayan podido llamar la atención, pero el resto, aunque hayan sido etapas sin gran atractivo visual para el espectador, han sido muy duras para nosotros. Yo creo que esta Vuelta está siendo más dura que la del año pasado. El año pasado hubo más dureza orográfica y por tanto más espectáculo. Éste ha habido menos espectáculo, porque prácticamente se ha bloqueado la carrera desde la contrarreloj de Zaragoza, pero tanta o más dureza que otras ediciones. La gente lo único que ha hecho desde Zaragoza es defender lo que tiene. Y cuando sólo ataca y todos los demás se dedican a defender, no es fácil ofrecer mucho espectáculo.
¿La clasificación refleja los verdaderos méritos de cada uno?
Bueno, es la que hay. No soy quien para juzgar si es justa o no; eso lo tienen que juzgar los técnicos y los aficionados. Yo dije que venía a esta Vuelta con la intención de disfrutar de ella y no he tenido malas sensaciones, estoy bien de salud, no he tenido ningún problema hasta el día de hoy, he hecho lo que he podido… Es cierto que a veces sientes una cierta frustración cuando ves que arrancas una y otra vez y compruebas que el líder sólo está pendiente de ti. Sientes una cierta impotencia cuando ves que no encuentras colaboración por parte de nadie. Te sientes un poco vacío, pero al mismo tiempo relajado y tranquilo porque has intentado hacer todo lo posible para cambiar el guión de la carrera.
¿Te dolería no subir al podio en Madrid?
No me dolería, porque he hecho todo lo posible, pero sí que me gustaría, claro. Lo veo complicado, porque ayer a mí no me dejaban moverme y a cualquier otro que atacaba le dejaban irse. Yo volveré a intentarlo en Abantos, porque creo que es lo que tengo que hacer, y si tengo que terminar cuarto otra vez, pues asumiré ese puesto con toda la dignidad del mundo. Y si mañana salta un corredor que esté por detrás de mí en la clasificación, arrancaré a su rueda y bloquearé la carrera como está haciendo todo el mundo. Es lo único que me queda por hacer ya en esta carrera.
En Abantos dices que volverás a intentarlo. ¿Hablas más con el corazón que con las piernas?
Hablo sobre todo con la cabeza. Sé cómo estamos todos y sé que debo y puedo hacer un último intento. Nos quedan unos días de descanso y voy a intentar recuperar todo lo posible para esa última oportunidad.
¿Notas si el público agradece el esfuerzo que estás haciendo?
La verdad es que sin ser el líder de la carrera y sin haber ganado ninguna etapa, estoy encontrando mucho calor por parte de la gente en todos los pueblos por los que ha pasado la Vuelta. He visto pintadas en la carretera y en las salidas y en las metas me piden más autógrafos y fotografías que nunca. Me animan a atacar y siento que al menos el esfuerzo que hago encuentra recompensa en el cariño de la gente. En ese sentido me siento querido. Eso hace que me sienta feliz y que esté disfrutando de la carrera.
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